El arroz es un ingrediente increíblemente flexible. Lo mismo para una paella o una cacerola. Se puede tomar con cuchara o con tenedor. Los hay más melosos o secos y por supuesto los caldosos. Los hay que respetan la tradición y los que buscan innovar. Para tomar calientes o fríos. Con carnes, pescados, verduras o solo. El arroz es sin duda un producto maravilloso.
Una de las formas más peculiares y que no se suele ver es el arroz al horno. Aunque en muchos restaurantes acaban muchos arroces en paella usándolos, en casa es habitual no prestarle mucha atención a este electrodoméstico. Así que si nunca te has animado te damos algunos consejos sobre cómo preparar un buen arroz utilizando este maravilloso instrumento.
EL HORNO, UN TRUCO DIFERENCIAL
Lo primero que tenemos que decir es que el horno es una herramienta que tenemos a nuestra disposición en la cocina y que hay que saber cómo usar. Y saber cómo usarlo significa, por encima de todo, conocerlo bien. Cada horno es un mundo y donde una receta dice Digo, lo mismo en tu caso resulta Diego. Así que mucho cuidado con las temperaturas y tiempos. La mejor manera de aprender y perfeccionar es mediante la (¡sorpresa!) práctica.
Dicho esto, aunque puedes hacer un arroz al completo al horno, nosotros te recomendamos que solo le des el toque final. Controlar la evaporación del caldo es más sencillo en una paella o cazo. Así que la idea es que cocines con normalidad y le des la estocada que sirva de guinda con ese subidón de temperatura.
¿Vale para cualquier elaboración? Principalmente para los arroces secos y sobre todo si tienen una cantidad suficiente (sin pasarse) de grasa que ayude a crear una deliciosa costra. ¿Temperatura? Entre 200 y 250 grados. ¿El tiempo? Unos minutos serán suficientes, pero es fundamental que comprobemos para evitar que nos quedemos con un bloque de carbón.